domingo, 27 de septiembre de 2015

INFOXICACIÓN

Este término acuñado por Alfons Cornella en 1996 designa uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos en la Sociedad de la Información y del Conocimiento. Hemos pasado de tener recursos muy limitados para acceder a la información, a tener toda una red de información sobre cada tema que pueda interesar al ser humano y, además, tratada desde puntos de vista muy dispares.


¿Qué papel puede jugar aquí la profesión de bibliotecarios y documentalistas: La figura del bibliotecario, vista tradicionalmente como un simple prestatario de libros es, ni más ni menos, que un gestor de documentos e información que sabe manejar los códigos y maneja las destrezas que permiten satisfacer en todo momento las necesidades informativas de cualquier perfil de usuario, y, al mismo tiempo, forma a un usuario que puede trabajar independientemente con los recursos de información de los que dispone.

El bibliotecario del siglo XXI está jugando un papel muy importante a la hora de dirigir al usuario en su búsqueda de información. Conoce aspectos importantes a la hora de enfrentarse a una búsqueda efectiva, como definir qué datos necesitamos, cuáles son nuestros cinco temas fundamentales y cuáles son secundarios. Una vez está concreto este aspecto, sabe etiquetar qué información es fatal, cuál es interesante, y aquella que es útil a nuestras necesidades informativas.

Además, a través de los talleres de Alfabetización Informacional se enseña al usuario a ser crítico con la información a la que puede tener acceso. A acceder a la más óptima dependiendo de su edad, nivel de estudios o profundidad del tema en el que se está investigando. Cada usuario tiene unas necesidades de información definidas por una temática, un nivel de conocimiento, de edad, etc., y para ello tiene que saber hacer una criba correcta entre todo un maremagnum de información de la que dispone hoy en día.





En nuestro días, Google y otros buscadores se han convertido en el instrumento al que todos acuden a la hora de buscar respuestas. Todo están en Google, y al mismo tiempo es un problema, porque lo que muchos desconocen es que, si no se poseen las habilidades necesarias para acceder a la información que realmente se necesita, la infoxicación está asegurada. Es necesario utilizar filtros para obtener la información que necesitamos y conocer herramientas y técnicas, como la curación de contenidos para no perder documentos que poseen información que podrían llegar a ser muy necesaria para nosotras búsquedas.

Los bibliotecarios podrían ser parte importante en un proceso de desinfoxicación, que cada vez se hace más necesario para no caer en errores y hacer un uso correcto de la información. Saben hacer un uso crítico de la documentación de cara a dar la más relevante. Construyen y gestionan catálogos en los que buscar, y así, poder obtener el listado más relevante de documentos en cada búsqueda. Pero es necesaria una adaptación de la profesión a los nuevos tipos de información, así como a las nuevas tecnologías para acceder a estas. La suma de este aprendizaje continuo a las tradicionales habilidades que posee hacen que pueda ofrecer a su usuario la información más actual, más relevante y más apta de manera rápida y eficaz.




Para saber más sobre infoxicación:

- "Desde la infoxicación al derecho a la comunicación" - José Ignacio Aguaded Gómez http://www.revistacomunicar.com/verpdf.php?numero=42&articulo=42-2014-30

- “Como sobrevivir a la infoxicación”- Alfons Cornella. Trascripción de la conferencia del acto de entrega de títulos de los programas de Formación de Posgrado del año académico 1999-2000 http://www.infonomia.com/img/pdf/sobrevivir_infoxicacion.pdf

- “Infoxicación: cuando la respuesta no es tecnológica, sino cultural”- Javier Velilla.
http://www.ciclodebatesic.es/tag/sobrecarga-informativa/




El primer paso

El primer paso siempre es el más fácil de dar cuando comenzamos un camino. Ese paso va lleno de esperanzas, energías, expectativas... Lo difícil es conservar esas sensaciones cuando hemos avanzado un poco y no se ve el final. Y más si somos equilibristas que caminamos por un simple cable que evita la caída al abismo. La tensión hace más difícil visualizar el final; ver dónde va atado el cable que asegure su firmeza y permita posar los pies sobre una base firme. Pero también hace más difícil poder mirar atrás para ver el camino que se ha logrado realizar.